miércoles, agosto 05, 2009

Que en paz descansen las palabras

Moraleja: Todo lo que no se habla en su momento se entierra y muere para siempre.
Por el final comienza esta historia llamada que en paz descansen las palabras:
Una vez un hombre era amigo de una mujer.
Esa mujer confiaba en ese hombre porque tenían la misma profesión; además trabajaban en el mismo lugar y compartían iguales misiones. Ese hombre confiaba en esa mujer.
Ese hombre y esa mujer eran cómplices y de algún modo, se tenían estima porque habían aprendido a conocerse. Esa mujer y ese hombre se respetaban y amaban su trabajo.
Pero hubo un día en el que AMBOS dejaron de trabajar...estaban aburridos y descansaron por varios días y conversaron mucho sobre las cosas de la vida. Hablaron de lo que les gustaba y lo que no, de los colores, de los aromas, de las fiestas, de la tristeza, de la comida y un sinfín de trivialidades.
Pasaron los días y esa mujer y ese hombre volvieron a trabajar...trabajaron mucho y en cierto modo, se olvidaron de sus colores, de sus aromas, de sus fiestas, de sus comidas, su tristeza y un sinnúmero de cosas que se conocían.
El hombre y la mujer de pronto se quedaron callados.
Pues se olvidaron de hablar de los colores, de sus aromas, de tus fiestas, de mis comidas, su tristeza.
El hombre y la mujer seguían trabajando.
Ella y él cada día hablaban menos.
El hombre comenzó a hablar de las flores, de los árboles y de barcos...con otra mujer.
La mujer se alejó ya que entendía que nunca más hablaría con el hombre de colores, de fiestas, de aromas... y el hombre se alejó y nunca le dijo que ahora hablaba de esas cosas con otra mujer. El hombre nunca le dijo nada de eso
PERO...
La mujer estaba triste porque no tenía con quien hablar de los colores, de sus aromas, de tus fiestas, de mis comidas, su tristeza, flores, árboles y barcos.
El hombre y la mujer ya no se conocían
La mujer y el hombre perdieron la confianza.
Ella y él nunca más hablaron, pasaron los años y se encontraron de nuevo en un muelle con los mismos colores, aromas, fiestas, comidas y tristezas que cuando eran jóvenes. Y aunque habían pasado muchas otras mujeres y muchos otros hombres en todo ese tiempo...
Pero no tenían de qué hablar
porque nunca hablaron de cuando él y ella dejaron de hablar de aquellas cosas que tenían en común, de esas cosas que se habian confiado...Porque ella y él fueron amigos, pero la vida y el trabajo y los años hicieron que se olviden que una vez tenían que hablar de porqué un día dejaron de hablar.
Y sin embargo, nunca hablaron de AQUELLO...
Esa mujer y ese hombre no hablaron jamás de ese día en particular, cuando volvieron a trabajar después de descansar muchos días conversando de cosas sin importancia pero que eran lindas. Ni de cuando él habló de esas cosas bonitas con otra mujer...Nadie sabe los motivos. Tal vez no se atrevieron o estaba demás?
Y el hombre y la mujer aunque sabían eso, y a pesar de que estaban muy tristes dejaron descansar las palabras que callaron y las enterraron para siempre en sus almas.
Y no volvieron jamás a hablar de cosas bellas, ni siquiera de cosas feas
Todo lo que no se habla en su momento se entierra y muere para siempre.
FIN

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